Una travesía que inició en
Kavanarú Den (Kavanayén) que significa: “lugar del gallito rojo”, de ahí sales
en vehículo rústico hasta el puerto del río Karuay, dónde te consigues con el
primer alboroto de agua con el mismo nombre Karuay Meru. Tomas una curiara en
el puerto y te lanzas río abajo hasta llegar al Epöpa Meru (Salto Hueso) donde
te espera Domitila con su campamento hermoso frente al salto y con las
comodidades básicas: cocina y baño, muy cerca de ahí está un conuco al cual
puedes llegar caminando, así conoces la cotidianidad del hermano pemón. Al día
siguiente te montas de nuevo en curiara y te dejas llevar por el río, pasas par
de rápidos donde debes bajarte para caminar por la selva y atravesarlos hasta
que vuelves al río y sigues su curso hasta llegar a la entrada de Unatöi.
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Karuay Meru |
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Instrumentos del conuco pemón |
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Niña Pemón |
Unatöi significa “Sabana de la
Tumba” es una pequeña pero hermosísima comunidad de pemones donde la calma, paz
y tranquilidad son la orden del día no tienes civilización cerca sino a unas
cuantas horas por río, un lugar donde tienes una visual en 360° de tepuyes,
para donde voltees tienes uno. Los ancestros Arekuna que habitaron estas
tierras libraron grandes batallas por el territorio, por eso tiene ese nombre porque
allí fallecieron muchos indígenas. Luego de Unatöi visitas otra comunidad
llamada Apauken, a la cual llegas también por curiara pero esta vez es
remontando el río Mowak, esta comunidad es aún más pequeña que Unatöi, allí los
pemones han logrado trabajar la tierra gracias a la elaboración de compost con
los residuos orgánicos que generan diariamente, y tienen cultivados distintos árboles
frutales que utilizan para su propia subsistencia. De Apaukén regresas a Kavanayen caminando, son como 4 horas de recorrido entre sabanas y selvas, donde consigues cualquier cantidad de tipos de hongos.
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Parte del Macizo de Chimantá |
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El Upuigma Tepü iluminado al amanecer |
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La iglesia pemón |
La energía que te transmite el
recorrido pareciera no ser de este mundo, el contacto directo con la
cotidianidad y rutina del hermano pemón te hace entender lo simple que es su
vida y lo complicada que tienes la tuya por todo lo que implica “vivir” en la
ciudad. Cuando estás en contacto tan directo con ellos aprendes a respetar y
entender absolutamente todo lo que significa ser pemón, aprendes a preparar su
comida y probarla (casi toda basada en la Yuca), pasando por disfrutar sus rituales religiosos de madrugada
para agradecer el día que empieza, entiendes el uso que le dan al agua la cual
tienen a completa y total disponibilidad, entiendes hasta dónde ha llegado la
evangelización porque también realizan una misa cristiana pero siempre al
estilo pemón con cánticos en su idioma; todos estos son eventos que te mueven
la fibra de forma muy profunda.
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Cortando leña |
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Preparando Cachiri |
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Cocinando Tuma |
Viajar es una experiencia de
vida que enriquece cada pedazo de tu alma, sin duda alguna es la mejor manera
de formarte como persona; y cuando digo viajar no me refiero al turismo común
que te lleva a un determinado lugar para que disfrutes de ‘X’ servicio; me refiero
al turismo real, el consciente, el que hace que aprendas y respetes a las
personas y al sitio donde estás, ese turismo que es más una forma de ser y
vivir que una actividad económica.
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Amanecer en Unatöi |
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Atardecer en Unatöi |
Realizar el Círculo Arekuna dejó
en mi interior un profundo sentir de respeto hacia los hermanos pemón, su
cultura, su forma de vida, más allá de lo hermoso del paisaje, convivir con ellos
me hizo crecer. Al final eso es lo que siempre busco cuando viajo:
crecer como persona y darle valor a lo que realmente importa.
Entender que la vida es tan simple como el recorrido de un círculo!
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