Final de todas las aguas.
Delta del Orinoco, Venezuela 2014.
El Delta del Orinoco se encuentra ubicado al Noreste de Venezuela con una superficie de aproximadamente 40.000 Km2 con más de 350 ríos y caños que forman un sin fin de islas, y por supuesto, también forma parte de la inmensa cuenca del Río Orinoco que tiene una superficie de 989.000 kilómetros cuadrados, imaginen toda la cantidad de nutrientes y la riqueza que se concentra en el Delta, incalculable.
MAPA. CUENCA HIDROGRÁFICA DEL RÍO ORINOCO.
Conocer el Delta estuvo en mis planes mucho tiempo, sin embargo por alguna razón no pude hacerlo sino hasta Febrero del 2014, desde Octubre del 2013 estuve buscando la mejor opción para que me llevara al Delta junto con mi madre, aún recuerdo su voz emocionada cuando le comenté por teléfono que iríamos juntas para allá. Hice la reservación a finales de Octubre con mis amigos de Autana.org donde les notifiqué que iría con mi madre y que cancelaría la mitad de cada paquete en la primera semana de Noviembre.
La vida siempre te expone a situaciones muy fuertes, muchas veces inexplicables y hasta inaceptables, pero el hecho es que de igual forma, queramos o no, suceden; y debería ser normal para uno asimilarlo, pero nuestra "cultura occidental" como la llaman en el Tibet, no nos permite entender que la muerte forma parte de la vida y que simplemente es un proceso que nuestra alma pasa para reencarnar tantas veces sea necesario y así podamos alcanzar la plenitud de la energía y lograr el propósito por el cuál fuimos creados. Mi madre falleció de manera inesperada a los 16 días del mes de Noviembre del 2013, obviamente no estaba preparada para una pérdida de tal magnitud y toda mi vida pasó a ser "nada" por lo menos durante los primeros meses de su partida.
Pasaron las semanas y un domingo viendo algunas de mis fotos de viajes anteriores, recordé que había hecho una reservación y que debía explicar lo que había pasado y que no estaba segura de querer viajar al Delta. Esa misma noche soñé con mi madre que estábamos en una especie de muelle de madera a la orilla de un río, ella estaba muy sonriente y sin miedo alguno se montó en el "botecito" que nos llevaría a algún sitio, cuando en el sueño me percaté de que en realidad no era un bote sino una curiara me desperté pensando en comunicarme con la Agencia de Viajes para finiquitar los detalles del viaje e ir a conocer el Delta. Mi madre quería que así fuera.
Llegó Febrero 2014 y emprendí el viaje, entonces sentía que mi principal motivación era la conexión que pudiese tener con mi madre durante mi estadía allá. Cuando llegué a San José de Buja un pueblo muy pequeño del estado Monagas con un embarcadero igual de pequeño lleno de Bongos, supe que había tomado la decisión correcta, simplemente esperé a mi guía Luis un deltano nativo quien gustosamente me atendió durante todo el viaje. Cuando llegamos al campamento me topé con un anfitrión bastante ruidoso y muy cómico, un guacamayo llamado Guaki por los Waraos del campamento, un ave sumamente inteligente y adaptada a la presencia humana, alegró toda mi estadía.
Me dispuse a conocer el campamento que está compuesto por 10 palafitos, 1 común a todos los turistas, 1 donde se quedaban los guías, 1 el baño, y los 7 restantes eran donde dormían los turistas. El Delta no es un destino muy visitado y a pesar de encontrarme en temporada alta estaba completamente sola en el campamento, no tenía luz, no había señal para teléfonos...así mismo quería encontrarme en completa paz y alejada de cualquier cosa que pudiera perturbarme, acomodé mis cosas en mi hamaca y caminé por el campamento, observé gran cantidad de fauna: Monos Capuchinos, Pájaros Carpinteros, Mariposas, Lagartijas, Tucanes.
Si algo me impresionó de mi visita al Delta es la forma de vida que tienen los Warao, los niños nacen dentro del agua y andan desnudos hasta que se desarrollan, ya con 3 años se montan en las curiaras y con 7 años navegan solos por los alrededores de sus palafitos; los adultos duermen en hamacas tejidas por ellos mismos con fibra de moriche, las mujeres embarazadas no les gusta ir a Tucupita (la ciudad más cercana al Delta) para que le asistan el parto, ellas por cultura se asisten a sí mismas, los hombres se encargan de buscar los alimentos, fabrican sus propias embarcaciones (curiaras) porque no hay otra forma de movilizarse en el Delta, así como también fabrican y reparan los palafitos (viviendas), comen cazabe, fruta y pirañas, están desconectados del mundo y por ende son personas que cuidan su entorno y les gusta vivir así. Los Warao me enseñaron el verdadero significado de la palabra Libertad.
Los atardeceres del Delta son magistrales, de verdad no consigo otra palabra que pueda definirlos, incluso la fotografía no dice ni la mitad de lo que realmente se siente al estar ahí observando. Hagamos un ejercicio cierren sus ojos e imaginen que están acostados en un bongo que se encuentra completamente estático, porque el agua del Delta al atardecer parece que se durmiera, no se distingue movimiento, pareciera que se pone así con el fin de que las personas disfruten al máximo el espectáculo de colores que se ve en un atardecer deltaico. Lo bueno de realizar un viaje sola es que tienes todo el tiempo del mundo y los guías a tu completa disposición para aprovechar de todo, yo simplemente me acosté a disfrutar de esa belleza que me regalaba la naturaleza, fue un momento muy espiritual.
Le pedí a Luis que nos quedáramos en el bongo un rato más hasta el ocaso del día y aceptó con mucha amabilidad, él sabía que sería maravilloso para la foto como en realidad fue. Estar sentada en la proa del bongo con los pies guindando cerca del agua y observar la luna menguante en un cielo completamente despejado y a su vez ver el reflejo sobre el agua fue así como el clímax fotográfico del viaje, prácticamente estaba sentada sobre un espejo, esa imagen muy difícilmente saldrá de mi memoria visual.
Si tienen la oportunidad de conocer el Delta del río Orinoco, no duden en hacerlo, conocer esta parte de Venezuela te lleva al encuentro de nuestro origen, es un contacto directo con la virginidad, es reconocer lo grandioso del Orinoco y su Cuenca, es sentir la fuerza de lo que significa estar en el Final de todas las aguas.
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