Francisco Goncalves. Serie: En Tránsito.

Francisco Goncalves, 64 años. Nacido en el año 55 en la isla de Madeira, Portugal.  


El eterno migrante. Con 10 años deja su amada isla y a su madre para montarse en un barco a América, y aunque suene cliché, no tenía la más remota idea de lo que se iba a conseguir del otro lado del planeta. Extranjero con 10 años, en un país donde todos hablaban distinto y lo más relevante es que estaba solo.

Lo primero que conoció de Venezuela fue La Guaira, sus aguas cálidas y el olor del salitre que le recordó durante muchos años los pocos momentos realmente felices para él: ir de pesca con su padre y su tío en su isla. Lo segundo que conoció fue un mostrador y si los cálculos no fallan pasó toda su vida detrás de uno atendiendo a los clientes que al principio eran de su jefe y que muchísimos años después fueron clientes propios, cuando él pudo ser jefe.

Vivió los primeros años en el deposito del abasto donde trabajaba, luego en casa de uno de sus hermanos en la capital. Francisco de joven conoció Macuto, El Valle, el 23 de enero, Caricuo y otras zonas populares caraqueñas por su trabajo. Pasaron los años, regresó con 18 años a su isla, conoce a Arlete, le pide matrimonio y regresa a Venezuela a seguir trabajando para ahorrar y poder casarse y traerse a su esposa a Venezuela donde seguiría siendo extranjero, pero ya tenía nacionalidad y podía tener más estabilidad.


En su momento Venezuela le dio toda la esperanza y todas las oportunidades que necesitaba: trabajo, legalidad, estabilidad económica, casa, familia... vida. Para Francisco "en un abrir y cerrar de ojos pasó el tiempo" y ya tenía dos hijos, negocio propio y la tranquilidad que fue a buscar en ese país. Pasaban los años y él seguía trabajando sin descanso "porque cuando eres extranjero sólo descansas cuando duermes, el viernes santo, el 25 de diciembre y el 01 de enero" realmente pasaron muchos años antes de que él pudiera tomarse unas vacaciones reales. 

Seguía soñando con regresar a su isla a pescar aunque sus compañeros (y maestros) ya tenían muchos años de fallecidos. Mientras tanto él era feliz viendo a sus hijos crecer y estudiar, jamás los obligó a aprender el portugués porque "ustedes nacieron en Venezuela, esa es su patria, no soy quien para obligarles a aprender un idioma que no es el suyo", siempre respetó a Venezuela y llegó a amarla como si fuera su Patria, pero de vez en cuando reflexionaba y se decía a si mismo: "un extranjero no tiene Patria, porque al momento que decidas regresar seguirás siendo un extranjero".

Y vaya que es cierta esa frase, ahora ¿por qué digo que Francisco es un eterno migrante? porque luego de 50 años en Venezuela, la situación lo obligó a regresar a su isla practicamente con las mismas condiciones que llegó a Venezuela "con una mano adelante y otra atrás, porque no tomé las decisiones correctas que me permitieran tener alguna propiedad aquí en Madeira". Tiene 1 año y 6 meses que regresó a su adorada isla, vive en casa de un hermano que la tenía vacía; aún no ha ido a pescar porque para eso necesita unos permisos que aun no puede tramitar por lo costosos que son y porque necesita primero establecerse y legalizarse "otra vez" y buscar la manera de subsistir en el país donde nació.  Trabajó unos meses en lo único que aprendió: "detrás de un mostrador" pero ya los brazos no tienen la misma fuerza y decidió por primera vez en su vida dedicarse a disfrutar de su familia: de sus nietos específicamente. Está aprendiendo a descansar luego de ponerle tanto empeño toda su vida.

Llegó a Madeira solo, como lo hizo cuando llegó a Venezuela, todo exactamente igual, como un extranjero. La diferencia es que se habla un idioma que si entiende y le tocó enfrentarse a las primeras criticas por haberse ido y por regresar. 


No puedo evitar llorar al escribir esta historia, porque Francisco es mi papá "yo no lo niego, yo siempre quise regresar a Madeira, no en estas condiciones, quería que fuera mas estable, además no quería que ustedes salieran de Venezuela, de su país, porque yo se lo jodido que es ser extranjero, pero ¿qué se le hace? las cosas no están bien y ustedes tienen que buscar su futuro".

Estoy orgullosísima de ti mi viejo, no pude disfrutarte en mi niñez y adolescencia porque siempre estuviste echándole muchas ganas al trabajo para que nunca nos faltara nada, hoy en día en mi trabajo doy el 200% como tu me dices siempre que haga y te recuerdo con mucho amor porque si algo aprendí de ti fue a ser responsable con mi trabajo y gracias a eso estoy viendo los resultados.

Tu vida entera ha sido #EnTránsito y me veo reflejada en eso, sé que me tocará vivir lo mismo. 

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