Marisela y Anderson. Serie: En Tránsito.

Marisela Henriquez y Anderson Silva, 25 y 27 años respectivamente, ambos nacidos en el corazón del llano venezolano, San Carlos, estado Cojedes.

Ella psicóloga, él fisioterapeuta. Salieron de Venezuela huyendo, como casi todos nosotros. 


El caso de ellos fue porque sufrieron un asalto a mano armada, le apuntaron con una pistola a Anderson y él se encontraba con Mari, la hermana de ella y su sobrino, y para rematar fue un 31 de diciembre casi casi en Fin de Año. Ese fue el detonante que les hizo tomar la decisión de partir de forma inmediata.

Fueron a Panamá porque era lo más cercano y rápido para salir de Venezuela, duraron poco más de dos meses, y aunque tienen buenos recuerdos de allí y buenos amigos, definitivamente no les gustó; ella trabajó en un call center y Anderson en una especie de empresa que monta servicio de telecomunicaciones casa por casa. Ese tiempo lo aprovecharon para ahorrar lo máximo que pudieron para venirse a España.

En Venezuela Ander era el preparador físico del Gimnasio de su familia y Mari trabajaba en el negocio de su papá, haciendo quesos (y ese queso de Los Llanos venezolanos que es tan bueno). 

Este par tiene sueños, como cualquiera de nosotros, y me conmovieron mucho cuando les hice la entrevista, estoy segura de que lucharán hasta lograrlos: Mari quiere culminar un Master en psicología aquí en España (estoy segurísima de que tiene futuro aquí con su profesión porque somos varios los que necesitamos terapia para superar toda esta frustración por no poder estar en nuestro país).  

Ander quiere ser preparador físico del Real Madrid; esas dos cosas son las que los mantienen aquí con ganas de salir adelante. -¿Y a quién no le mueven sus sueños? yo por ejemplo quiero ser algún día una fotógrafa de renombre como lo es Steve McCurry-. Tener la dicha de conocer a estos chamos y que tengan tan claro lo que quieren me entusiasma a seguir intentando mi parte.

En fin, seguimos con la historia: para Marisela lo más difícil de salir de Venezuela fue dejar a su sobrino, a su papá y sobretodo dejar de ejercer su profesión. Ander por su parte se lo tomó con mas calma, él siempre quizo salir para surgir aunque de igual forma "no es nada fácil para nadie estar lejos de su familia".


Una vez llegaron a España, Mari consiguió trabajo ya que tiene papeles por su nacionalidad española, Anderson por su parte le tocó esperar para estar legal y conseguir trabajo, sentía mucha frustración por no poder generar dinero, hasta tuvo que pedir dinero prestado para poder sacarse los papeles. Mari comenzó en una discoteca sirviendo tragos, cosa que no le gusta para nada, ni los tragos ni las discotecas, sólo duró en ese trabajo el día de prueba nada más. Luego trabajó en una peluquería donde la estafaron y no le pagaron nada.

Ander por otra parte, su primer trabajo fue en una mudanza y luego de estar legal empezó a trabajar en Decathlon (una tienda deportiva), estuvo a punto de ser supervisor de equipo, no lo logró y fue un golpe duro para él por todo el esfuerzo que hizo, se mantuvo allí hasta que tuvo la oportunidad de entrar en Amazon. Mari por el contrario salió de la peluquería y consiguió trabajo con unos chinos, que "a pesar de que me explotaban porque trabajaba casi 12 horas, el trato hacia mi persona siempre fue respetuoso". En la actualidad ambos están en Amazon, y van ascendiendo en responsabilidades.


Ya tienen más de 3 años fuera de Venezuela, Mari regresó en el 2017 de visita a conocer a su sobrino, Ander no ha regresado desde el 2016 y aunque ambos tienen visiones muy contrapuestas sobre lo que quisieran hacer en un futuro si las cosas en Venezuela cambian, lo que si me dejaron claro es que por lo menos para visitar y conocer más si regresan seguro.

Anderson y Marisela son el reflejo de muchas parejas jóvenes que se aventuran a buscar un mejor futuro y forman parte de ese éxodo y pérdida profesional que sufre Venezuela desde hace varios años, la mayoría de nosotros estamos formados (y muy bien) con un título universitario que lo avala pero sobre todo con unas ganas inmensas de hacer que nuestro país sea reconocido mundialmente por la calidad de su gente y no por la calamidad que padece. Me encanta ésta historia porque ellos representan a esos venezolanos que no ceden, que no se dejan ante la adversidad, hacen un tremendo equipo y ahora pareciera que las cosas empiezan a estabilizarse y a tomar un rumbo más tranquilo.


Ahora puedo decir que tengo unos amigos de Cojedes, el corazón del Llano venezolano y eso me llena de mucho orgullo, sé que cuando podamos regresar me van a llevar a conocer ese estado tan bonito y a comer queso llanero hasta explotar.

Como dicen por allí: "de todo lo malo, algo bueno se saca" y si algo he sacado de ésta migración forzada es conocer a gente tan echada pa'lante y valiosa como éste par, eso hace que todo este proceso #EnTránsito sea más llevadero. Gracias infinitas por eso.


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