Paria, ¡Mi primer viaje sola!

Península de Paria, Venezuela. 2012

El estado Sucre tiene una riqueza inimaginable desde varios puntos de vista, en esta oportunidad, dedicaré unos minutos a contarles mi experiencia en la Península de Paria (la parte que conocí) para que entiendan por qué digo que es una Belleza Desconocida. 

Todas las fotos que verán publicadas aquí las hice con una cámara compacta Panasonic Lumix de 8MP.


Emprendí mi primer viaje sola en los primeros días del año 2012, mi destino era conocer Playa Querepare en la Península de Paria (donde anidan las tortugas), sin pensarlo mucho compré un boleto para Carúpano y ahí comenzó la aventura VERDE como decidí llamarla.



Una vez en Río Caribe conocí al Sr. Cosco, muy querido en el pueblo, le comenté lo que quería hacer, se sorprendió que estuviera sola pero enseguida me dijo que podía ayudarme con llevarme hasta Playa Medina porque para allá iba su familia, entonces decidí aceptar ya que tampoco conocía dicha playa. Su familia llegó en un camión 350 y nos fuimos, en el camino tuve mi primera crisis de nervios por viajar sola, montarme en un camión con una familia entera que no conocía de nada y además estaba en una localidad dominada por la mafia del narcotráfico.



Llegamos a Playa Medina y es un encanto, aunque en temporada alta colapsa con la gente, y eso que su accesibilidad no es fácil, mas sin embargo las personas llegan con cualquier tipo de vehículo; el camino desde Río Caribe hasta Playa Medina es largo y entre tanto verde se te olvida que vas a la playa, y no logras verla hasta que estas bien cerca de ella, la cantidad de verde es increíble.



No había donde quedarse, ni se podía acampar ahí. Irme caminando hasta Querepare era impensable porque es el doble de camino de lo que ya había recorrido en camión, entonces decidí echarme en la arena a disfrutar de los pocos minutos de tranquilidad que tuvo la playa. El problema sería ¿cómo haría para llegar a Querepare? y allí es donde el Sr Cosco me dio una bofetada sin mano, porque me demostró que mi crisis de nervios estuvo alimentada por la paranoia en la que nos mantienen a todos los que vivimos en la capital del país; me dijo que él conocía a un lanchero (el Sr Sixto) que seguro estaría trabajando y que le diría que me llevara de regreso a Río Caribe para que durmiera en una posada y con comida caliente. El Sr Sixto con su gran corazón, no sólo me devolvió a Rio Caribe sino que se ofreció a llevarme hasta San Juan de Las Galdonas pasando por Querellare para que yo la conociera, y así fue, quedamos al día siguiente de vernos en el malecón de Río Caribe para emprender el viaje.



A las 7:30am el Sr. Sixto fue por mi hasta la posadita "Arlette" (justo lo que necesitaba, tranquila y sin TV) nos desayunamos unas empanadas de Cazón, Camarón y Calamar (las mas buenas que he comido en mi vida) tomé unas fotitos en el malecón con el día despejado mientras esperábamos a que llegara el peñero.




El peñero llegó casi a las 9:00 am cargadísimo de kilos de pescado de todo tipo: Tajalí, Pargo, Sardinas, Sierra y hasta una Raya de unos 20 Kilos. Estaba impresionada con la cantidad, el Sr. Sixto se reía por mi asombro claro para él es absolutamente normal ver tanto pescado junto, tomó una bolsa y en ella metió 5 pescados de cada tipo y se los dio a su hijo Luis Ángel para que se los llevara a casa; "la comida pa' la semana" fue lo que me dijo cuando vio de nuevo mi cara de asombro.





Terminan de descargar el peñero, lo limpian y emprendimos el viaje por la costa Norte de Paria, es impresionante como la vegetación es tan densa incluso en la costa, el agua de mar baña la vegetación. La cantidad de VERDE es increíble; el Sr Sixto se reía al ver lo emocionada que estaba tomándole fotos a todo, yo le conté la historia de mi vida hasta ese momento, le dije que quería viajar por toda Venezuela, que había estudiado Geografía, que las playas hacia el centro y el occidente del país no son ni parecidas y él con toda su paciencia me escuchaba y seguía riéndose pero esta vez notaba el orgullo en aquella sonrisa blanquísima que resaltaba sobre el moreno tostado del sol de su piel.




A veces el Sr. Sixto tomaba unos minutos para tratar de ubicar delfines o cardúmenes de peces para yo poder verlos, en una de esas paradas me acosté en la tablilla del peñero a ver el cielo y me he topado con el vuelo sincronizado de dos alcatraces, en ese momento los envidié tanto, por esa libertad que tienen de volar y por la vista que han de tener desde el cielo. 



Llegamos a playa Pui Pui que al igual que Medina son playas muy visitadas por turistas a lo largo del año, sobre todo por surfistas, y a pesar de que la primera funciona como anidero de Tortugas Marinas, el verdadero Santuario es Querepare, a esa playa se le puede llegar por tierra pero es muy largo el trayecto y la vía no es para nada accesible a carros pequeños incluso para los rústicos es difícil, Querepare siempre fue la meta por la cual me lancé en esta aventura verde, esta maravillosa playa desértica y paradisíaca forma parte de uno de los tesoros más grandes de la Península de Paria, por ser un escudo protector para los tortuguillos, en ella sus habitantes y mis amigos del Centro de Investigación y Conservación de Tortugas Marinas (CICTMAR) se encargan que cada año lleguen las tortugas a dejar sus nidos y preparar todo para recibir a los nuevos integrantes de la naturaleza; si eres de los que les encanta ayudar a la naturaleza entonces te invito a colaborar con esta noble causa.






Tuve la oportunidad de observar una tortuga de mediano tamaño en el agua dejándose llevar por el vaivén de las olas, los residentes me explicaron que para esas fechas (primeros meses del año) ellas empiezan a aparecer para "tantear" cómo está el lugar y saber si es seguro para su nido y para ellas. Aún no he tenido la experiencia de verlas anidar y menos de ver a los tortuguillos salir corriendo para el agua como si fueran nadadores expertos, espero poder ver esa maravilla algún día..


Por último, llegamos a San Juan de Las Galdonas, una playa típica de las costas caribeñas, con las casitas pegadas al mar, aquí si se siente mucho más la presencia del hombre; un pueblito meramente pesquero con su playa cristalina y bien cuidada, se pueden conseguir posadas para pernoctar y continuar la ruta por el resto de la costa.




Sucre es mi favorito en cuanto a Costa se refiere, sin duda, es uno de los estados costeros con mayor biodiversidad de nuestro país, dos penínsulas: una desértica (Araya) la otra húmeda (Paria) con una variedad realmente impresionante en su vegetación (con posibles especies endémicas) y en sus condiciones meteorológicas. Paria es una localidad donde su gente marca la diferencia en el trato con el turista, los habitantes de Paria son realmente amables y pueden hacer de tu estadía la mejor experiencia, estés sólo o acompañado. 


Paria posee playas exuberantes de vegetación, tan bulliciosas de gente, como vírgenes sólo con peces. Paria es el santuario de los delfines que salen "corriendo" de los peñeros y yates de Mochima. Paria es el santuario de las tortugas que nadan kilómetros buscando el mejor sitio para anidar, y cuando los tortuguillos se desarrollan regresan al mismo sitio a continuar el ciclo. Paria es la entrada oriental del país y una de las reservas más grandes de biodiversidad que tiene el Mar Caribe. 


Si hay una cosa que lamento mucho es no haber fotografiado ni al Sr. Cosco ni al Sr. Sixto, unos años más adelante, en el 2015 exactamente una gran profesora de fotografía me enseñó la importancia de cómo se deben retratar a las personas, hay que conocer su historia, en este viaje los conocí pero no los retrate. 


Sin más que agregar, Paria fue mi primer viaje sola y el que mayor enseñanza me ha dejado.









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